La idea con esta tabla era mantener el aire antiguo pero modernizandola un poco, haciendo que pierda un poco de acento rústico.
Para empezar, encontré esta pieza en un mercadillo y la compre (tras un duro regateo en el que tuve poco éxito). Las distintas partes estaban algo sueltas, alguna rota, y lo peor, estaba muy sucia y olía mal.
Lo primero al llegar a casa, desmontarla y lavarla.




Como podéis ver, la cantidad de porquería entre las tablas era considerable. Imprescindible quitar bien todos los clavos, para facilitar el trabajo y por el óxido. Posteriormente dejamos que la madera seque bien, damos un lijado para tapar imperfecciones y suavizar, montamos la tabla clavando y encolando con cola blanca.



Para ir finalizando esta parte, una vez montada y seca la cola, damos la primera mano de pintura a la tiza, en este caso un blanco antiguo. Solo doy una mano para que el lijado para decapar posterior sea más sencillo. Lijo y saco las vetas del centro de la tabla y de los cantos.


Decido decorarla un poco para trasnformarla más en objeto decorativo. Boceto unas hojas de olivo y pruebo con distintos tonos de verde.


Cuando elijo color lo dibujo en la tabla y lo pinto con temperas de buena calidad (marca Talens). Le hago un transfer en uno de los lados con sello de la Torre Eiffiel.


Intento hacer otro tranfer con unas siluetas de pájaros en la zona de abajo y sale mal, me toca lijar, pintar y volver a decapar la zona. Finalmente dibujo y pinto a mano las siluetas. El resultado es este:
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